Epilepsia en perros: comprensión, diagnóstico y tratamiento

L’épilepsie chez le chien : Comprendre, diagnostiquer et traiter

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¿Qué es la epilepsia canina?

La epilepsia canina es un trastorno neurológico complejo caracterizado por convulsiones recurrentes causadas por una actividad eléctrica anormal en el cerebro.

Esta enfermedad, similar a la epilepsia humana, afecta a una proporción significativa de la población canina. Las estadísticas muestran que la epilepsia es uno de los trastornos neurológicos más comunes en los perros, afectando a alrededor del 0,75% de la población canina mundial.

¿Cuáles son las causas de la epilepsia canina?

La epilepsia en los perros se divide en dos categorías principales: epilepsia primaria o idiopática y epilepsia secundaria.

La epilepsia primaria, que no tiene una causa realmente identificable, suele ser hereditaria y se manifiesta generalmente entre los 1 y los 5 años de edad.

La epilepsia secundaria, en cambio, es el resultado de factores identificados, como lesiones cerebrales, tumores o intoxicaciones. Por ejemplo, un perro que ha sufrido un traumatismo craneal puede desarrollar epilepsia secundaria como consecuencia de esta lesión.

¿Cómo puedo reconocer los síntomas de la epilepsia canina?

Los síntomas de la epilepsia canina varían, pero suelen incluir convulsiones, pérdida de consciencia y comportamientos anormales como pellizcar el aire.

Es importante distinguir entre los distintos tipos de crisis: crisis generalizadas, que afectan a todo el cerebro, y crisis parciales, que afectan a una zona específica.

Por ejemplo, una crisis generalizada puede manifestarse como un temblor en todo el cuerpo, mientras que una crisis parcial puede limitarse a un movimiento repetitivo de una pierna.

¿Cuándo y cómo se diagnostica la epilepsia canina?

El diagnóstico veterinario es esencial para identificar y tratar la epilepsia canina. Por lo tanto, es aconsejable consultar a un veterinario en cuanto aparezcan los primeros síntomas, como convulsiones inexplicables o cambios de comportamiento.

Los métodos de diagnóstico suelen incluir exámenes neurológicos, análisis de sangre y, a veces, imágenes cerebrales como la resonancia magnética.

Para preparar la visita al veterinario, tome buena nota de los síntomas que observa, su frecuencia y cualquier cambio de comportamiento o del entorno que pueda afectar a la salud de su perro.

¿Qué opciones de tratamiento existen para la epilepsia canina?

Los tratamientos para la epilepsia en perros varían entre cuidados a corto y a largo plazo. Los tratamientos a corto plazo pretenden controlar las crisis agudas, mientras que los tratamientos a largo plazo pretenden reducir la frecuencia y gravedad de las crisis. Las opciones incluyen fármacos antiepilépticos, cambios en la dieta y, en algunos casos, cirugía.

Cada tratamiento tiene sus ventajas e inconvenientes y debe discutirse abiertamente con el veterinario. El control de los efectos secundarios, como el letargo o los problemas gastrointestinales, también es esencial para mantener una buena calidad de vida del perro epiléptico. Puede ser necesario ajustar la dosis y aplicar estrategias de cuidados de apoyo para mitigar estos efectos.

¿Cómo se gestiona la vida diaria de un perro epiléptico?

Controlar a un perro epiléptico requiere paciencia y preparación. Adapte el entorno para mantenerlo a salvo, evitando escaleras y esquinas afiladas donde podría hacerse daño durante un ataque. Reduzca el estrés y la ansiedad, que pueden desencadenar convulsiones. Cree una rutina estable, proporcione un espacio tranquilo y considere terapias complementarias como la aromaterapia.

Durante una crisis, mantenga la calma, retire los objetos peligrosos y cronometre la crisis. Tras la crisis, asegúrese de que su perro se encuentra en un lugar seguro para recuperarse y observe cualquier cambio.

¿Cuál es el pronóstico de un perro epiléptico? ¿Puede prevenirse la epilepsia?

El pronóstico de un perro con epilepsia varía en función de la causa y el tratamiento de las crisis. Con un tratamiento adecuado, muchos perros llevan una vida feliz y relativamente normal.

La prevención de la epilepsia no siempre es posible, sobre todo en el caso de la epilepsia idiopática. Sin embargo, una buena salud general, una dieta equilibrada y la reducción de los factores de estrés pueden ayudar a minimizar el riesgo.