Apreciado por sus propiedades medicinales, el jengibre es una especia popular en muchas cocinas. Esto es lo que hay que saber para conservar el jengibre de la mejor manera posible.
¿Qué es el jengibre?
El jengibre es una planta herbácea originaria del sudeste asiático. La raíz o rizoma del jengibre se utiliza por sus propiedades medicinales y culinarias. Es apreciado por su sabor acre y su agradable aroma.
El jengibre tiene muchos beneficios. En particular, se utiliza desde hace siglos como remedio natural contra los trastornos digestivos, las náuseas y los vómitos. De hecho, una infusión de jengibre es muy eficaz para aliviar la hinchazón, estimular el apetito y facilitar la digestión. Las propiedades antiinflamatorias del jengibre también son muy útiles para aliviar los dolores articulares y musculares causados por la artritis o el reumatismo. El jengibre es también un tónico que estimula el sistema inmunitario y la circulación sanguínea. Es rico en antioxidantes, que protegen las células de los daños causados por los radicales libres. El jengibre también es muy útil para combatir el colesterol y favorecer la pérdida de peso. Las mujeres embarazadas que sufren náuseas matutinas pueden encontrar útil el jengibre. También se sabe que estimula la libido. Los estudios científicos también han demostrado que el jengibre es eficaz contra el mareo y la tos.
Para aprovechar sus beneficios, el jengibre puede comerse de varias maneras. La raíz puede rallarse, confitarse o transformarse en aceite esencial. El jengibre puede prepararse en infusión, decocción o incluso jarabe de jengibre. El jengibre puede añadirse a vinagretas, infusiones o té de jengibre. También combina muy bien con limón, pimienta negra o canela. Las rodajas de jengibre fresco se utilizan a menudo en platos asiáticos, sushi o postres.
Sin embargo, es importante recordar que el jengibre puede tener efectos secundarios en algunas personas. Un consumo excesivo de jengibre puede provocar náuseas, vómitos o dolor intestinal. Por eso es aconsejable no abusar de él y consultar al médico en caso de duda.
¿Cómo conservar el jengibre?
El jengibre es una especia popular en muchas cocinas asiáticas. También es conocido por sus propiedades medicinales, sobre todo contra las náuseas, los vómitos, el dolor muscular, el reumatismo, la artrosis y la inflamación, y por favorecer la circulación sanguínea, la libido y el sistema inmunitario.
El jengibre es rico en antioxidantes, vitaminas y propiedades antiinflamatorias. Se puede consumir fresco, confitado, seco, en polvo, en infusión, en decocción o como aceite esencial. Sin embargo, para disfrutar de los beneficios del jengibre a largo plazo, es importante saber cómo conservarlo adecuadamente.
El jengibre fresco puede conservarse en el frigorífico, envuelto en film transparente o en un tarro hermético lleno de agua. También se puede congelar, después de pelarlo, cortarlo en rodajas o rallarlo, en una bolsa hermética o en un recipiente apto para el congelador. El jengibre confitado puede conservarse en un tarro hermético a temperatura ambiente o en el frigorífico. El jengibre seco puede conservarse en un tarro hermético a temperatura ambiente o en el frigorífico.
El jengibre puede utilizarse de muchas maneras, como ingrediente en sopas, salsas, adobos, aliños, postres, galletas, pan de jengibre o sushi. También se puede infusionar en agua hirviendo, leche, té o jarabe para preparar bebidas herbales, digestivas o afrodisíacas.
Como ya se ha mencionado, el jengibre puede tener efectos secundarios como hinchazón, dolor abdominal, náuseas y vómitos, sobre todo en mujeres embarazadas o personas con problemas digestivos.
Por ello, se recomienda no superar las dos cucharaditas de jengibre al día, salvo prescripción médica.
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